Una de mis recientes producciones inspiradas en el trabajo de Pat McGrath en Dior, cuando John Galliano era Director Creativo.
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Sobre segundas oportunidades, una lección a lo Galliano
Galliano tiene la respuesta a la pregunta de le semana. ¿Alguna vez han querido volver el tiempo atrás para cambiar algo porque sientes que la cagaste? Arrepentimiento en su máxima expresión. Aquella vez que le gritaste a tu madre, que engañaste a tu novio, que dijiste te amo sin sentirlo, que renunciaste a tu esencia... podría dedicar un post entero a hacer una lista de arrepentimiento que algún momento puede tener el ser humano, cada cual más dramático que el otro. Muchos de ellos tienen que ver con situaciones amorosas. Por lo menos los míos tienen todo que ver con situaciones amorosas. En estos momentos algunos que se me vienen a la cabeza son preguntas como: "¿Porque deje entrar a esa persona en mi vida?", "¿Como le di tanta importancia?", "¿Porque le conté tanto de mi?", "¿Como no me di cuenta de su verdadero yo?". Todos son cuestionamientos que me ponen como la persona que cometió un error, como en efecto pudo haber sido; pero sobretodo, me dejan en un loop mental muy peligroso. Peligroso porque aquel que vive sumergido en su arrepentimiento no puede avanzar. Wao. Que fácil me salió eso de los dedos, pero llegar a de verdad sentirlo fue más difícil que correr el maratón de Nueva York con asma. ¿Me explico? Esa frase la construyó mi cabeza durante un gran año 2014, lleno de escrutinios mentales, depuraciones personales y uno que otro palazo en la cabeza. En ese proceso empecé a preguntarme que nos lleva a siempre estar flagelándonos con pensamientos negativos que solo tienen el propósito de hacerte sentir mal. Y la respuesta me cayó del cielo como caen las hojas de los árboles en pleno verano panameño.
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Segundas oportunidades. Eso no pasa con frecuencia y es muy complicado detectarlo. Siempre he creído que todo el mundo merece una segunda oportunidad. Claro, me cuesta mantener mi manera de pensar cuando me preguntan, por ejemplo, si contrataría en mi empresa a un delincuente reformado, o perdonaría a alguien que robó y mató. Es aquí donde entra mi otra manera de pensar con respecto a las segundas oportunidades. Esas personas tienen una naturaleza (sin incluir a aquellos que son enfermos diagnosticados) que les hizo hacer algo malo, y hay dos opciones si ese es el caso: se puede tener verdadero arrepentimiento y hacer hasta lo imposible por cambiar, o se sigue así porque es la manera más cómoda de vivir. Mi segundo statement es que hay que aceptar que hay personas malas sobre la faz de la tierra y no tienen ningún problema con serlo. Punto. Una segunda oportunidad es algo que se busca, que se tiene que ganar, algo por lo que se trabaja. Nace después de sentir vergüenza y repito, arrepentimiento. Si no se siente nada de eso, never fucking mind.
Todo esta reflexión nació cuando hace unos días el diseñador John Galliano regresó a las pasarelas. Mi eterno favorito, el denominado genio de lo opulento, el elegido de Dior, también fue quien en un ataque de honestidad mientras estaba borracho insultó a unos comensales judíos que estaban cenando junto a el en París. Adiós a todo lo que había construido en su carrera, adiós a caminar por la pasarela con la arrogancia de quien hace moda a la perfección. Fue muy duro, como fanática y amante del arte que se viste, ver como se crucificaba a un hombre en el que creías. En su primera entrevista a Vanity Fair después del debacle, Galliano confesaba que durante sus años de gloria en Dior esas caminadas después de la presentación eran su más grande droga. Eso, y todo lo demás que se metía para llenar un vacío y complementar una felicidad construida sin fundamento. Cuando nadie daba un peso por quien en su momento vistió a las más grandes musas del séptimo arte, Oscar De La Renta decidió hacerle un hueco en su atelier para que pudiera trabajar. Eso, como nos dimos cuenta después, fue temporal pero significativo. Todavía no había quien contratara a Galliano, hasta que llegó Margiela. La casa de moda que menos se parece a Dior contrató a John para que fuese jefe de su atelier. Por primera vez Masion Martin Margiela tiene un cabecilla que lidera el equipo de diseño. Nunca se había esperado tanto una colección desde que Tom Ford dejó Gucci. Tim Blanks, fundado de Style.com, escribe que "la primera presentación de Galliano tenía suficiente belleza como para complacer a sus fanáticos, pero era lo suficientemente grotesca como para ser fiel al estilo de Artisanal", nombre que llevan las colecciones Couture de la marca. Al verla quedé con unas ganas ridículas de llorar y reír. El hombre que hace moda de una manera que hace que mi corazón se achique estaba de vuelta con una presentación llena de artesanía en las piezas con pedrería, minimalismo en los trajes de corte limpio y humor en detalles logrados con carritos de juguete y conchas. Galliano logró ser Galliano diseñando para Margiela. Increíble pero cierto. Aquel hombre que se demoraba media hora en caminar toda la pasarela y posaba mejor que una modelo, ahora solo salió un segundo a saludar con la mano y entró. Si parpadeaste te lo perdiste.
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¿Qué tiene que ver Galliano con la primera pregunta que formulé? Todo. La razón por la que siempre estamos en ese loop de maltrato es porque no nos perdonamos y no creemos que merecemos una segunda oportunidad; y peor aún, no nos damos cuenta que salir de una situación complicada es tener una segunda oportunidad. ¿Creen que un genio como Galliano la tuvo fácil? FUCK NO! Estamos hablando de una industria controlada, por ambas partes: producción y compra, por personas judías. Pero el quiso cambiar, buscó ayuda, y demostró que el vale la pena como diseñador donde tenía que hacerlo: sobre la pasarela. ¿Porqué no te darías chance de aprovechar una segunda oportunidad si tienes la suficiente capacidad de saber que algo hiciste mal? Señoras, señores y mascotas que me leen: ser feliz es lo suficientemente jodido como para que nosotros lo empeoremos boicotiándonos la vida mientras miramos hacía atrás.
Forgive and forget... others, AND YOURSELF.
xx
Alex
El deseo en el callejón de los sueños rotos...
Y otros títulos que Almodovar no ha usado, pero podría.
Quien me conoce sabe que el rosado y el blanco me hacen mucha ilusión. Estas tendencias, especialmente en su forma más orgánica, representan la ternura de quien todavía tiene algo de niña dentro suyo. El callejón de los sueños rotos representa ese lugar donde me atreví a ser princesa una vez más. Ya tengo 21 años, cumplidos el pasado viernes, pero no puedo alejarme del estilo Dior clásico y la sensualidad de un corsé trabajado a mano.
Sobran las palabras.
xx
Alex