Harry Styles hace su primera aparición formal en So Hot, So Me Fashion Blog! Quémenme en la hoguera!
A todas nos ha pasado. Todas hemos despertado una mañana, y con los ojos aún cerrados ha llegado a nuestra mente el recuerdo de algún hombre que nos movió el piso, supo hacernos el amor o simplemente nos enamoró con mucho trabajo y esfuerzo. El perfil de ese hombre varía dependiendo de la mujer. Recuerdo que cuando tenía 14 años y todavía no había despertado mi lado más humano, todos los días venía a mi mente algún artista o futbolista del Real Madrid que me gustara. Desde Sergio Ramos, hasta Hayden Christensen... si hay alguien que ha tenido amores platónicos, soy yo. El peligro y las consecuencias de acostumbrarme a tener mil y un amores platónicos es que se convierten en una adicción, es casi una necesidad tener en quien pensar durante el día, ver sus fotos en toda red social existente y por ahí mismo imaginarte como sería tu vida con esa persona en miles de escenarios. El problema de esa adicción es que no se queda en artistas y futbolistas, pasa a una segunda etapa: al plano real y ahí, amigas mías, he perdido al batalla miles de veces.
Mi primer amor platónico de la vida real llegó directo de otro país a los 14 años, mientras estudiaba en el Colegio San Agustín. Todavía recuerdo todo del primer día que lo vi: que zapatillas tenía, su pelo, su ropa... en fin, esa imagen caló en mi tan hondo que al sol de hoy me acuerdo de él. Ya no tiene la misma intensidad que antes, solo por el simple hecho de que han llegado otros. En esta situación aplica a la perfección esa famosa frase de que un clavo saca a otro clavo. Un amor platónico puede ser reemplazado por un mejor prospecto, que llene más tus expectativas, que tenga mejores cualidades para poder fabricar fantasías. En esta etapa me quede por muchos años. Era incapaz de hablarle a mi amor platónico, y si lo hacía, me volvía su amiga (siempre he sido a boy's girl), le ayudaba a levantarse a la chica que le gustaba y escuchaba todas sus historias de como estaba perdidamente enamorado de esa persona. El siguiente paso obligado era empezar a ver sus fotos, hablarle stalker level por MSN y escribir poemas describiendo mi deprimente existencia y como no puedo vivir con él. Aunque no lo crean, todo ese rollo me preparó para lo peor. Pues que lo sepan, no hay nada peor que el tercer nivel.
Salí de la secundaria y la oruga se convirtió en mariposa. Me convertí en una chica con mucha confianza en mi misma, empecé a trabajar por mis sueños, hice de So Hot, So Me lo que es ahora y me convencí de que ahora sí... tendría novio. Todos esos años de soltería estuvieron llenos de personajes, cada uno más peculiar que otro, pero ninguno hizo la pregunta... esa pregunta que toda adolescente quiere escuchar: "¿Quieres ser mi novia?". Pasó el tiempo, me hice notar, y llegaron los chicos. Ya no era una niña, estaba lejos de ser una inocente barbie doll, quería acción... así que me propuse, además de conseguir algo formal, hacerlo a mi manera, como a mi me diera la gana y con quien a mi me diera la gana. En este aspecto culpo a mi madre, ella fue quien me dijo que yo podría lograr lo que quisiera si trabaja duro por ello, pues, eso solo es cierto when it comes to work... para los hombres, mi estrategia no funcionaba. Iba por lo que me gustaba, les escribía, les hacía saber que me gustaban... En este caso culpo a Cosmopolitan y a todo ese movimiento feminista que predica que las mujeres también deben tomar la iniciativa. Pero como vivimos en Panamá, más o menos en el tercer mundo, todo el mundo lo interpreta como una lanzada desesperada que no tiene quien le de calor. Señores, que equivocados están. Una cosa llevó la otra y en eso me convertí, en un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer, que busca los prospectos y los conquista, pero hasta ahí. Nunca llegó la pregunta, y para ser honesta, todavía la estoy esperando. Lo peor que puedes hacer cuando estas obsesionada con los amores platónicos es comportarte como un hombre, porque al final, sigues siendo una mujer aka un saco de sentimientos casi sin fondo. Al final, ellos solo quieren algo de ti y tu quieres ese algo también, pero también quieres algo más. Creanme, no estás enamorada, simplemente quieres complacer todas esas necesidades, tanto amorosas como físicas, que tienes, y lo quieres YA, así de fácil como los amores platónicos llegan y se van. Y la razón por la que esta es la peor etapa, es porque ya no solo tienes material en redes sociales para stalkear, ahora tienes recuerdos muy específicos que le darán un descanso a tu imaginación. En pocas palabras, los amores platónicos te joden... y te joden toda la vida!
Esos recuerdos, malditas cabronas, son los que me despiertan todas las mañanas. Espero algún día pasar a la etapa cuatro... donde esos recuerdos se materializan y te hacen el amor en las mañanas.
xx
Alex