Parches: una tendencia de antaño que ahora vive sus tiempos de gloria. Y todo gracias a Gucci, una marca que ha regresado al ojo de huracán después de la intervención de Alessandro Michel. Este italiano demuestra genialidad en cada colección, sabiendo lograr armonía con su característico estilo sobrecargado, el cual reinventa una y otra vez, colección tras colección.
Alessandro hizo del bolso Dionysus la pieza más buscada de las amantes de la moda, una cartera de ensueño que tiene una particularidad que la hace especial: Se puede personalizar con parches. Y es que en esta época donde conseguir la moda es tan fácil y se puede volver todo tan repetitivo, el poder de hacer lo que a uno le venga en gana con alguna prenda es muy valorado por los compradores de prendas de lujo.
En esa línea, Michel reinventó el jeans Gucci con la modalidad de los parches, en particular aquellos diseños muy significativos para la marca como: la serpiente, el tigre y una que otra flor que es indudablemente Gucci. Si bien el mundo se volcó a comprar estas prendas y se ve en todo Instagram, no nos olvidemos del verdadero mensaje detrás de estas confecciones de la marca: los parches que usamos hablan de nosotros. En el mercado hay desde flores hasta mensajes, pasando por increíbles imágenes de bandas o inclusos símbolos que nos describen a la perfección. No me dejan mentir las feministas. Una combinación de estas figuras pueden, sin lugar a dudas, hablar de nosotros. Y esto no lo inventamos los millenials, señores.
Desde hace más de 100 años los parches tenían un fin práctico y bajo ningún concepto representaban moda. De hecho eran sinónimo de ropa rota y descuidada. Pasó la Segunda Guerra Mundial y la exuberancia se apoderó de la sociedad americana. Los famosos baby boomers nacieron a raíz del positivismo que se impone después de terminar una guerra, y con ellos, una generación que idealizaba el mundo sin guerra. Llegaron los sesenta y un movimiento joven protestaba en las calles en contra de la Guerra de Vietman. A mediados de los sesenta un subgrupo nació: los hippies. Su principal objetivo era que reinara el amor, la paz y la naturaleza fuera el centro de todo.
Aunque su discurso fuese político y social, su influencia fue mucho más allá convirtiéndolos en íconos de moda y dictadores de tendencias. Abandonaron los trajes de sastre para convertirse en rebeldes, usando ropa holgada y jeans. Los hippies usaban los parches para reparar su ropa y expresarse con iconos que representaban sus ideales.
La contracultura en los 70 y 80 se transformó en una mucho más agresiva y enojada. Ya los parches de peace and love no eran suficiente, la juventud se empezó a expresar con tachuelas y spikes, con ello nacía en punk y todos sus derivados. Tan fuerte fue el espíritu de Anarquía que en Londres Vivianne Westwood encabezaba un movimiento antifashion que existiría hasta el sol de hoy. Los parches pasaron de ser flores a los nombres de las bandas favoritas del momento. Cambió el significado, pero el propósito siempre fue el mismo: una etiqueta de identidad personal.
Después de representar décadas de movimientos anarquistas y comunicar sin la necesidad de decir nada, los parches se pasan al lado más comercial de la moda en propuestas como la de Gucci, sin mencionar todo lo que esto ha acarreado.
Mucho cambia con el tiempo, pero lo real y verdadero se mantiene intacto: los parches son herramientas para comunicar nuestra personalidad. ¿Qué creen que dice la mía con este jacket?
Xx
Alex