So hot, So me goes GaGa






Pensé mil veces escribir todo lo que viví en Costa Rica para el concierto de Lady Gaga, pero decidí que era demasiado especial para compartirlo con alguien más que mis neuronas. Les puedo comentar que fueron 15 horas de espera en la fila y otras 5 más para verla a ella, pero lo volvería a hacer sin pestañear por ella, por mi artista, la mujer que me ayudó a ser yo... quién me convenció que no había ningún problema en ello. 
Gaga es tal cual se pinta; no muy alta, linda piel  e igual de irreverente, pero si hay una diferencia para destacar es su presencia en el escenario. 
Cuando Lady Gaga está sobre una tarima no pertenece a ella, ni a la prensa, ni a lo que piensa la gente de su persona, Gaga es 100% de los Little Monsters, así como una madre fiel. 
Gaga se quitó la máscara varias veces y se mostró humana con los que merecen verla así. El concierto se sintió como una reunión en su casa, reunión donde invitó a 31,000 personas. Todo era una conversación constante, un dialogo entre alguien que al parecer te conoce de toda la vida. 
Se muy bien que este no es el caso y que todo el marketing y personalidad detrás de la diva lleva a cualquier fanático verdadero a perderse en sus encantos, pero el hecho de que lo logra es para aplaudirle de pie. 

Durante la espera adquirí esta camiseta del concierto. Me prometí no comprar ninguna pero esta me gustó por el aire vintage que le dan las fechas en el dorso, al igual que los icónicos t-shirts de las bandas de lo ochenta. Eso a juego con mi vintage high waisted short y esta gorra que compré en Costa Rica, crean un outfit muy urbano. No podían faltar las tachuelas, claro. 

Espero que todos algún día puedan ver a su artista favorito en concierto. Yo sé que soy muy afortunada. 

xx
ACC